sábado, 28 de julio de 2018

RAJOY FOR EX-PRESIDENT

En el PP casi nada es lo que parece. Era una intuición clamorosa que ha salido a la superficie en este proceso de primarias. Vivimos en un escenario de política-ficción que el partido más votado de España ha sabido explotar como ninguno. El problema para el PP ha sido que, en los dos últimos meses, ha sido víctima de esa aura de irrealidad y espectáculo que rodea la política española en los últimos tiempos. ¿Quién podía imaginar la sucesión de acontecimientos sobrevenidos en cascada desde el final de esta primavera atípica? Aprobación de los PGE, sentencia de la Gürtel, triunfo de la moción de censura, gobierno socialista de Pedro Sánchez, retirada de Rajoy de la política, proceso de primarias en el PP, victoria de Pablo Casado, proclamación de la vuelta del PP. ¿Qué más se puede pedir? Pues, como decía Super Ratón, no se vayan todavía porque el supuesto regeneracionismo de Casado aún tiene que pasar el examen que deje libre de sospechas su currículum. Es llamativo que apenas se haya puesto el foco en esto durante el proceso de primarias. La Universidad Complutense ya ha declarado que el expediente académico de su Licenciatura en Derecho está en orden. Casado consiguió aprobar en cuatro meses 12 de las 25 asignaturas de la titulación. Esto es algo que los que hemos cursado estudios universitarios sabemos que está al alcance de cualquiera. Eliminar cualquier duda sobre la obtención de su Máster será algo más largo y costoso. Pero no se preocupen, todo se andará.

Ante todo hay que dar la bienvenida al PP a la democracia interna. Como ellos mismos han podido comprobar, se puede salir vivo de un proceso de primarias por la presidencia del partido. Han sido unas primarias blandas, donde el miedo a la división ha condicionado las estrategias de campaña de los dos principales candidatos. Es normal teniendo en cuenta que están poco acostumbrados a la disensión interna, sobre todo, a expresarla públicamente. Las declaraciones de Esteban González Pons, eurodiputado popular, afirmando el día de la primera vuelta que no había que dejar de votar por miedo a la fractura, ha hecho resonar carcajadas amargas de más de un ciudadano catalán (que no de Ciudadanos).

Durante años han presumido de ser el partido con más afiliados de Europa. Se jactaban de ser más de ochocientos mil (me temo que puede haber algún familiar fallecido mío entre ellos). Lo han repetido hasta la saciedad en mítines, debates y medios de comunicación. La realidad ha dejado un partido con algo más de 66.000 afiliados (un exiguo 8 % de la cifra que proclamaban con orgullo). Pero lo que ha quedado demostrado es que el Partido Popular, ese buque insignia de la unidad política e ideológica, no es tal. Hemos evidenciado que las luchas encarnizadas por el poder también se dan en el PP, como en el resto de partidos; que, al margen del debate ideológico (muy pobre, por cierto), lo que al final prima es la pugna por el dominio de los puestos de decisión. ¿Qué esperaban? En el PP también son humanos.

¿Quién nos lo iba a decir? Rajoy resulta mucho más convincente como expresidente que como jefe del ejecutivo. Hasta el momento, ha sido coherente con sus palabras de no intervenir en el proceso de primarias, se ha mantenido neutral (al menos en la esfera pública) y ha declarado que será leal al partido y a su nuevo presidente. Él mejor que nadie conoce la deslealtad y el desprecio de su predecesor. Ha hecho lo que todo cargo político debería hacer cuando cesa en su puesto público: volver a su antiguo trabajo. No me digan que no resulta sorprendente y hasta algo conmovedor. Voy a ir acabando esta columna no vaya a ser que me acusen de marianista

Begoña Chorques Fuster
Profesora que escribe
Artículo publicado en el periódico 'Agora Alcorcón'


domingo, 22 de julio de 2018

LA VALL DE LA VERGONYA

Les restes mortals del dictador Francisco Franco han de ser traslladades del Valle de los Caídos. Han passat quaranta-tres anys des de la seua mort; sembla que ha arribat el moment que aquest monument a la vergonya sigui desmantellat. És inadmissible en una democràcia moderna que existeixa un santuari que reta homenatge a una dictadura feixista que es va perpetuar al poder al llarg de gairebé quatre dècades. El govern socialista encapçalat per Pedro Sánchez ha de cercar la millor fórmula jurídica per garantir que aquesta exhumació no tinga volta enrere.

Es tracta d’una recomanació de Nacions Unides. Alguns ministres han assenyalat que és un mandat democràtic votat al Congrés del Diputats, que l’anterior executiu del PP va ignorar; altres polítics han declarat que la societat espanyola ja és suficientment madura perquè aquest trasllat es faça sense conflictes. Es tractava realment d’una manca de maduresa democràtica de la ciutadania? O potser mancava determinació per emprendre un trasllat que aixecava butllofes als sectors més reaccionaris? O és que aqueixes resistències properes al franquisme han perdut poder d’influència o s’han allunyat dels poders fàctics? El que sembla inevitable, a la fi, és que a Espanya deixarà d’haver un monument d’exaltació del feixisme amb el beneplàcit de l’Església catòlica. L’Arquebisbat de Madrid, proper al papa Francesc, ha afirmat que no s’oposarà a l’exhumació. 

S’imaginen un monument d’aquestes característiques a les afores de Berlín o al cor de Roma? No per repetit i sabut és menys cert aquest argument. Potser haurem de preguntar-nos per què fou possible a Espanya i és impensable a Alemanya o Itàlia, per què aquí s’ha assumit amb una naturalitat inversemblant durant decennis. Fou aqueixa transició realment tan modèlica com ens han inculcat als nascuts a partir dels setanta? El relat d’aquest període històric apassionant és tan uniforme i unívoc com s’ha pretès des de determinades instàncies?

Potser el govern de Sánchez i el parlament espanyol no haurien de conformar-se sols amb aquesta exhumació. El revisionisme hauria d’imposar-se i l’aplicació de la Llei de Memòria Històrica de Zapatero hauria de fer-se efectiva finalment. Amb tot, hauria de retirar-se les condecoracions al torturador Billy el Niño, junt amb les millores econòmiques en la seua pensió que suposen; s’hauria de retirar el ducat de Franco acabat de concedir a la seua néta, així com els 39 títols nobiliaris que va concedir el dictador i que segueixen apareixent al registre de ‘grandezas y títulos del reino’ del Ministeri de Justícia; a més, cal il·legalitzar la Fundació Francisco Franco que fa apologia del feixisme amb diners públics rebuts de subvencions; però, sobretot, s’haurien d’exhumar les restes de tots els que van patir persecució del franquisme que romanen en cunetes i fosses comuns.

Què es pot fer amb el Valle de los Caídos després del trasllat? Cal reconvertir-lo en un memorial que recorde el que va ocórrer i mai no ha de tornar a succeir. No comparteix la idea que puga ser un monument a la reconciliació perquè, durant massa anys, ha estat per recordar-nos com una Espanya va aixafar, assassinar, reprimir i silenciar a l’altra. Aquest Valle fou construït per presos polítics republicans condemnats a treballs forçats que, en massa casos, s’hi van deixar la vida literalment  i que romanen allí soterrats prop del dictador.

Malgrat l’oposició de la família i que hi haja afirmat que no es faran càrrec de les seus restes perquè no pot garantir que la seua tomba no siga profanada, sembla que la destinació més probable de Franco siga Mingorrubio, el cementeri de El Pardo, on hi ha una capella en la cripta de la qual es troba la tomba de Carmen Polo, la seua dona, morta al 1988. En aquest cementeri estan soterrades figures funestes del Franquisme com Carrero Blanco, Arias Navarro i alguns ministres i militars. Ha passat gairebé desapercebut el fet que el manteniment d’aquesta cripta privada corre a càrrec de l’Ajuntament de Madrid, encara que a la Funerària Municipal no hi ha constància de factura alguna. Són aquestes concessions fetes a qui va ser la família més poderosa d’aquest país? S’ha de pagar la conservació d’aquest fossar amb diners de tots els madrilenys?

Begoña Chorques Fuster
Professora que escriu 



sábado, 14 de julio de 2018

EL VALLE DE LA VERGÜENZA

Los restos mortales del dictador Francisco Franco deben ser trasladados del Valle de los Caídos. Han pasado cuarenta y tres años desde su muerte; parece que ha llegado el momento de que este monumento a la vergüenza sea desmantelado. Es inadmisible en una democracia moderna que exista un santuario que rinda homenaje a una dictadura fascista que se perpetuó en el poder a lo largo de casi cuatro décadas. El gobierno socialista encabezado por Pedro Sánchez debe buscar la mejor fórmula jurídica para garantizar que esta exhumación no tenga vuelta atrás.

Se trata de una recomendación de la Naciones Unidas. Algunos ministros han señalado que es un mandato democrático votado en el Congreso de los Diputados, que el anterior ejecutivo del PP ignoró; otros políticos han declarado que la sociedad española ya es lo suficientemente madura para que este traslado se realice sin conflictos. ¿Se trataba realmente de una falta de madurez democrática de la ciudadanía? ¿O quizás faltaba determinación para emprender un traslado que levantaba ampollas en los sectores más reaccionarios? ¿O es que acaso esas resistencias afines al franquismo han perdido poder de influencia o se han alejado de los poderes fácticos? Lo que parece inevitable, al fin, es que en España dejará de haber un monumento de exaltación del fascismo con el beneplácito de la Iglesia católica. El Arzobispado de Madrid, cercano al papa Francisco, ha afirmado que no se opondrá a la exhumación. 

¿Se imaginan un monumento de estas características a las afueras de Berlín o en el corazón de Roma? No por repetido y sabido es menos cierto este argumento. Quizás debamos preguntarnos por qué fue posible en España y es impensable en Alemania o Italia, por qué aquí se ha asumido con una naturalidad increíble durante decenios. ¿Fue esa transición realmente tan modélica como nos han inculcado a los nacidos a partir de los setenta? ¿El relato de este periodo histórico apasionante es tan uniforme y unívoco como se ha pretendido desde determinadas instancias?

Quizás el gobierno de Sánchez y el parlamento español no deban conformarse solo con esta exhumación. El revisionismo debería imponerse y la aplicación de la Ley de Memoria Histórica de Zapatero debería hacerse efectiva finalmente. Con todo esto, deberían retirarse las condecoraciones al torturador Billy el Niño, junto con las mejoras económicas en su pensión que estas suponen; habría que retirar el recién concedido ducado de Franco a la nieta de este, así como los 39 títulos nobiliarios que concedió el Dictador y que siguen apareciendo en el registro de ‘grandezas y títulos del reino’ del Ministerio de Justicia; además debería ilegalizarse la Fundación Francisco Franco que hace apología del fascismo con dinero público recibido de subvenciones; pero, sobre todo, deberían exhumarse los restos de todos los represaliados del franquismo que permanecen en cunetas y fosas comunes.

¿Qué se puede hacer con el Valle de los Caídos después del traslado? Debe reconvertirse en un memorial que recuerde lo que ocurrió y lo que jamás debe volver a suceder. No comparto la idea de que pueda ser un monumento a la reconciliación porque, durante demasiados años, ha servido para recordarnos cómo una España aplastó, asesinó, reprimió y silenció a la otra. Este Valle fue construido por presos políticos republicanos condenados a trabajos forzados que, en demasiados casos, se dejaron la vida literalmente en él y que permanecen allí enterrados junto al dictador.

A pesar de la oposición de la familia y de que hayan afirmado que no se harán cargo de sus restos porque no pueden garantizar que su tumba no sea profanada, parece que el destino más probable de Franco será Mingorrubio, el cementerio de El Pardo, donde hay una capilla en cuya cripta se encuentra la tumba de Carmen Polo, su mujer, fallecida en 1988. En este cementerio se encuentran enterrados figuras funestas del Franquismo como Carrero Blanco, Arias Navarro y algunos ministros y militares. Ha pasado casi desapercibido el hecho de que el mantenimiento de esta cripta privada corre a cargo del Ayuntamiento de Madrid, aunque en la Funeraria Municipal no hay constancia de factura alguna. ¿Son estas concesiones hechas a la que fue la familia más poderosa de este país? ¿Debe pagarse la conservación de este camposanto con dinero de todos los madrileños?

Begoña Chorques Fuster
Profesora que escribe 
Articulo publicado el periódico digital 'Ágora Alcorcón'
Imagen de María José Mier Caminero



sábado, 7 de julio de 2018

JUNYEMBRE

Un altre curs ha quedat enrere. Juny és un mes d’intensa feina per al professorat i els equips directius dels centre educatius. A aquest curs, que ja és història, junyembre ha estat un caos del qual hem eixit com hem pogut al centres de la Comunitat de Madrid. A la fi del crus passat ja ens van informar que, al curs 2017 – 2018, els exàmens extraordinaris tindrien lloc al juny, i no al setembre, com fins ara. Així la convocatòria ordinària seria al principi de juny i, tot seguit, continuarien les activitats lectives fins el dia 22. Durant aquests dies, els professors havíem de realitzar activitats d’ampliació per a aquells alumnes que hagen superat l’assignatura i activitats de recuperació i recolzament per a aquells que s’havien d’examinar un altre cop a finals de mes. Al llarg dels mesos anteriors i en reiterades ocasions, les associacions de directors i els equips directius han demanat pautes a l’administració educativa per l’organització i desenvolupament d’aquests dies singulars. La resposta ha estat el silenci. ¿Com s’organitza en una mateixa aula, a una temperatura superior als trenta graus, a un grup heterogeni de trenta adolescents entre els quals el 80 % ja han aprovat l’assignatura i el 20 % ha de fer una esforç extra per aconseguir-ho en tan sols quinze dies? Tot això s’ha de fer amb els mateixos recursos humans i materials que s’han tingut al llarg del curs, minvats per les retallades des de fa gairebé una dècada. Senzillament, no s’hi pot. Per això, el silenci.

La fi del curs s’ha precipitat. A finals de maig, estàvem fent els darrers exàmens als nostres alumnes per corregir-los i avaluar-los. Tots ens hem exhaurit en un esprint final que s’ha avançat. Això ha provocat que la majoria dels alumnes aprovat hagen decidit, animats per les altes temperatures i d’acord amb els seus pares, que el curs havia acabat per a ells (a efectes acadèmics, realment ja havia acabat). Res no se’ls pot retreure. Són alumnes que han superat les assignatures i que estan gaudint d’un merescut descans. Els professors hem continuat enregistrant les faltes d’assistència, ja que si no ho fem, ens exposem a responsabilitats indesitjades més enllà de les nostres competències. Aquells que han decidit seguir assistint a classe han sigut atesos amb la mateixa diligència que en els mesos anteriors i com els seus companys suspesos (en el cas de no ser absentistes).

Quin ha estat l’ambient d’aquests dies a les aules? A la majoria dels cursos, els professors hem seguit treballant amb els alumnes suspesos que acudien a les classes de reforç i recuperació. Hem tractat d’orientar el seu estudi cap a l’examen extraordinari i de resoldre els seus dubtes esmenant les seues llacunes per aconseguir l’anhelat aprovat. En alguns grups, especialment als primers cursos d’ESO, un percentatge considerable d’alumnes aprovats han seguit assistint a les classes. Els professors hem seguit amb les tasques de recuperació, però la dinàmica que s’ha instal·lat a les aules no ha sigut de feina, perquè senzillant no podia ser-ho. Professors i alumnes ens hem suportat com hem pogut gràcies a l’estima que hem anat prenent-nos al llarg dels mesos precedents. Finalment, ho hem tornat a aconseguir: no ha corregut la sang ni ningú ha resultat ferit. Tanmateix, he tingut ocasió de llegir a la premsa que en altres autonomies a alguns professors se’ls obrirà un expedient per haver ‘desincentivat’ l’assistència a classe durant aquests dies. Que fàcil és matar al missatger! Especialment, quan no comptes amb ell per res a l’hora de prendre decisions i organitzar una fi de curs que ha resultat caòtica.

Què hem aconseguit amb aquest avançament de la convocatòria extraordinària? De moment, hem ‘perdut’ gairebé un mes de classe ordinària, fet que ha provocat que els currículums no s’hagen pogut completar com s’hauria d’haver fer. S’ha aprofundit en el desprestigi de l’educació pública i en la tasca docent dels professors (que conste, almenys, que ningú no ens ha preguntat ni consultat a l’hora de fer efectius aquests canvis). No obstant això, sembla, almenys a aquest curs, que el percentatge d’aprovats en la convocatòria extraordinària augmenta de manera significativa. Eureka! Potser s’ha aconseguit una manera de millorar els resultats acadèmics amb els mateixos recursos humans, materials i econòmics. Tanmateix, voldria fer-hi un parell de reflexions: ¿realment l’alumne que estava suspès el 8 de juny ha assimilat els continguts mínims de l’assignatura el 22 de juny? Els descric la situació: un grup reduït d’alumnes assistint a classe amb el professor que ja té l’examen preparat i coneix les preguntes. Òbviament, aqueix examen està orientat a la consecució d’aqueixos objectius mínims. El professional es dedica a explicar i practicar aqueixos continguts. A la fi, alumnes amb serioses dificultats de comprensió lectora i expressió escrita han assolit el desitjat 5 que els dóna el passi. Hem de reconèixer el seu esforç i pensar que el proper curs podran seguir millorant les seues habilitats comunicatives però, ¿és aquesta la qualitat educativa que defensem i desitgem?

Per últim, aquest curs he impartit classe en dos grups del mateix nivell d’ESO. En un d’ells, els alumnes i els seus pares van decidir que sols assistirien els alumnes suspesos (excepte algun més); en l’altre, han vingut regularment dos terços de la classe. Els resultats han sigut significatius: al primer grup han recuperat el 75 % dels alumnes suspesos enfront el 20 % d’alumnes del segon.  Estic fent una crida a l’absentisme dels alumnes aprovat al juny? Déu em guard, no! Estic criticant els pares els fills dels quals han continuat assistint a classe perquè han considerat que era el millor per a ells? Tampoc, sense cap mena de dubte. El que estic tractant d’afirmar és que la clau de la qualitat educativa, juntament amb la innovació i la formació del professorat, és a la ratio dels alumnes, això és, al nombre d’alumnes que cada professor ha d’atendre. Clar i ras. Per cert, al claustre final de curs ens van anunciar que al juny de 2019 la festa continuarà.

Begoña Chorques Fuster
Professora que escriu 



domingo, 1 de julio de 2018

JUNIEMBRE

Otro curso ha quedado atrás. Junio suele ser un mes de intenso trabajo para el profesorado y los equipos directivos de los centros educativos. En este curso,  que ya es historia, juniembre ha sido un caos del que hemos salido como hemos podido en los centros de la Comunidad de Madrid. A final del curso pasado ya se nos informó de que, en el curso 2017 – 2018, los exámenes extraordinarios tendrían lugar en junio, y no en septiembre, como hasta ahora. Así la convocatoria ordinaria sería a principios de junio y, a continuación, seguirían las actividades lectivas hasta el día 22. Durante estos días, los profesores debíamos realizar actividades de ampliación para aquellos alumnos que hubieran superado la asignatura y actividades de recuperación y refuerzo para los que se tenían que examinar de nuevo a final de mes. A lo largo de los meses anteriores y en reiteradas ocasiones, las asociaciones de directores y los equipos directivos han pedido pautas a la administración educativa para la organización y desarrollo de estos días singulares. La respuesta ha sido el silencio. ¿Cómo se organiza en una misma aula, a una temperatura superior a los treinta grados, a un grupo heterogéneo de treinta adolescentes entre los cuales el 80 % ya ha aprobado la asignatura y el 20 % tiene que hacer un esfuerzo extra para lograrlo en apenas quince días? Todo esto se tiene que hacer con los mismos recursos humanos y materiales que se han tenido a lo largo del curso, mermados por los recortes desde hace ya casi una década. Sencillamente, no se puede. De ahí, el silencio.

El final de curso se ha precipitado. A finales de mayo, estábamos realizando los últimos exámenes a nuestros alumnos para corregirlos y evaluarlos. Todos nos hemos fundido en un esprint final que se ha adelantado. Esto ha provocado que la mayoría de los alumnos aprobados hayan decidido, animados por las altas temperaturas y de acuerdo con sus padres, que el curso había acabado para ellos (a efectos académicos, realmente ya había acabado). Nada se les puede reprochar. Son alumnos que han superado las asignaturas y que están disfrutando de su merecido descanso. Los profesores hemos seguido registrando las faltas de asistencia, ya que de no hacerlo, nos exponemos a responsabilidades indeseadas más allá de nuestras competencias. A los que han decidido seguir asistiendo a clase, se les ha atendido con la misma diligencia que en los meses anteriores y como a sus compañeros suspensos (en el caso de no ser absentistas).

¿Cuál ha sido el ambiente de estos días en las aulas? En la mayoría de cursos, los profesores hemos seguido trabajando con los alumnos suspensos que acudían a las clases de refuerzo y recuperación. Hemos tratado de orientar su estudio hacia el examen extraordinario y de resolver sus dudas y subsanar sus lagunas para que lograran el ansiado aprobado. En algunos grupos, especialmente en los primeros cursos de ESO, un porcentaje considerable de alumnos aprobados ha seguido asistiendo a las clases. Los profesores hemos seguido con las tareas de recuperación, pero la dinámica que se ha instalado en las aulas no ha sido de trabajo, porque sencillamente no podía serlo. Profesores y alumnos nos hemos soportado como hemos podido gracias a la estima que hemos acumulado a lo largo de los meses precedentes. Al final, lo hemos vuelto a conseguir: no ha corrido la sangre ni nadie ha salido herido. Sin embargo, he tenido ocasión de leer en la prensa que en otras autonomías a algunos profesores se les abrirá un expediente por haber ‘desincentivado’ la asistencia a clase durante estos días. ¡Qué fácil es matar al mensajero! Especialmente, cuando no cuentas con él para nada a la hora de tomar decisiones y organizar un final de curso que ha resultado caótico.

¿Qué hemos logrado con este adelanto de la convocatoria extraordinaria? De momento, se ha ‘perdido’ casi un mes de clase ordinaria, hecho que ha provocado que los currículos no se hayan podido completar como debieran. Se ha ahondado en el desprestigio de la educación pública y de la tarea docente de los profesores (que conste, al menos, que nadie nos ha preguntado ni consultado a la hora de hacer efectivos estos cambios). No obstante, parece, al menos en este curso, que el porcentaje de aprobados en la convocatoria extraordinaria aumenta de manera significativa. ¡Eureka! Quizás se ha logrado una manera de mejorar los resultados académicos con los mismos recursos humanos, materiales y económicos. Sin embargo, quisiera hacer un par de reflexiones sobre esto: ¿realmente el alumno que estaba suspendido el 8 de junio ha asimilado los contenidos mínimos de la asignatura el 22 de junio? Les describo la situación: un grupo reducido de alumnos asistiendo a clases con el profesor que ya tiene el examen diseñado y conoce las preguntas. Obviamente, ese examen está orientado a la consecución de esos objetivos mínimos. El profesional se dedica a explicar y practicar esos contenidos. Al final, alumnos con serias dificultades de comprensión lectora y expresión escrita han logrado el deseado 5 que les da el pase. Hay que reconocer su esfuerzo y pensar que el próximo curso podrán seguir mejorando sus habilidades comunicativas pero, ¿es esta la calidad educativa que defendemos y deseamos?

Por último, este curso he impartido clase en dos grupos del mismo nivel de ESO. En uno de ellos, los alumnos y sus padres decidieron que solo asistirían los alumnos suspensos (excepto alguno más); en el otro, han asistido regularmente unos dos tercios de la clase. Los resultados han sido significativos: en el primer grupo han recuperado el 75 % de los alumnos suspensos frente al 20 % de alumnos del segundo. ¿Estoy llamando al absentismo de los alumnos aprobados en junio? Por Dios, ¡no! ¿Estoy criticando a los padres cuyos hijos han seguido asistiendo a clase porque han considerado que era lo mejor para ellos? Tampoco, sin lugar a dudas. Lo que estoy tratando de afirmar es que la clave de la calidad educativa, junto a la innovación y la formación del profesorado, está en la ratio de los alumnos, esto es, en el número de alumnos que cada profesor tiene que atender. Sencilla y llanamente. Por cierto, en el claustro final de curso nos anunciaron que en junio de 2019 la fiesta continuará.


Begoña Chorques Fuster
Profesora que escribe
Artículo publicado en el periódico digital Ágora Alcorcón