La pira es una trilogía que Alfredo Sanzol, nuevo director del Centro Dramático Nacional, concibió durante el confinamiento. Se trata de tres piezas con los subtítulos, La conmoción, La distancia y La incertidumbre que, a su vez, está formada por tres obras teatrales breves escritas por dramaturgos, hombres y mujeres, asiduos en la cartelera madrileña. Estas piezas se idearon para ser representadas sin público y emitidas por streaming a través de La ventana del CDN que nació también durante el encierro de esta primavera, y así se retransmitieron por las redes sociales a finales de junio.
Cada parte tiene una dirección y un equipo artístico diferente. Con el formato en streaming han reivindicado la importancia del directo en teatro: “Qué manera de mendigar una mirada”, exclamaba un personaje de La incertidumbre. Y es que un teatro sin público no es teatro. Los actores se enfrentaron a una representación sin espectadores en el Teatro María Guerrero y acaso sintieron el mismo estupor y la misma extrañeza que los demás cuando contemplamos nuestras calles totalmente vacías. En septiembre, la serie fue representada con público en el Teatro Valle-Inclán aunque en La distancia ya nos advirtieron que debíamos comportarnos como si realmente no estuviéramos allí. Estas obras se concibieron para ser representadas con un público que las viera desde la distancia. “La distancia que nos une” a todos los que amamos el teatro.
La primera producción, La conmoción, obra de Alfredo Sanzol, Victoria Szpunberg y Eva Mir, es una reflexión sobre lo inesperado de la situación en la que todos nos hemos visto inmersos a raíz de la pandemia. Expresa el trauma personal y colectivo que supuso vernos encerrados en nuestras casas de la noche a la mañana, arrancados de nuestras rutinas y cotidianeidad, la enfermedad propia o ajena y la muerte de tantos miles de personas.
La distancia, con textos de Pau Miró, Andrea Jiménez y Noemí Rodríguez y Juan Mayorga, se ocupa de la separación, en sentido literal y figurado, impuesta para evitar el contagio, y todo lo que conlleva en esta nueva realidad. Las tres piezas giran en torno al teatro: desde cómo se enfrentan al despido los trabajadores del teatro a lo absurdo que resultan los ensayos en los tiempos del coronavirus (sabemos que no solo los ensayos). La pieza de Mayorga, con un profundo significado metafísico, indaga en lo que supondría que nos olvidáramos del teatro.
La incertidumbre, el tercero y último de los montajes, compuesto por Pablo Remón, Denise Despeyroux y Lucía Carballal, presenta las dudas de un director de teatro expresadas en su diario, incluida la enfermedad. La situación que vivimos es tan extraña que se nos cuela una extraterrestre en el salón, que nos habla de otras normalidades. La perplejidad en que nos ha dejado todo esto es tal que puede conllevar crisis artísticas y personales por no saber apenas nada del futuro incierto que nos espera.
La pira es un ejercicio colectivo, de dramaturgos, actores, equipos artísticos y espectadores, para intentar entender algo más todo lo que nos ha acontecido. Proponen un viaje a través de nuestras vivencias durante estos meses para expresar, en voz alta, en forma de drama y comedia, el alud de emociones y pensamientos que han recorrido nuestros cuerpos. Nos pone en contacto con nuestros fantasmas de la pasada primavera. En todos queda la duda de no saber cómo afectará esto al teatro, a nuestras rutinas, al futuro. Apenas sabemos nada.