domingo, 10 de mayo de 2020

PANDEMIA IDEOLÓGICA

Nunca había habido tanta ideología y tan pocas ideas. Así nos va. Nos hemos pasado semanas buscando culpables de esta situación tan trágica que nos ha sobrevenido principalmente por nuestra actitud arrogante como especie invasora y depredadora del planeta. Pero el reconocimiento de nuestra corresponsabilidad lejos de satisfacernos, nos parece una aberración estúpida. Necesitamos alguien a quien crucificar, a quien sacrificar por el estallido de la pandemia. Buscamos teorías conspiranoides a las que aferrarnos con ahínco, que den una explicación fácil y cerrada de lo que ha pasado. Si estas alimentan nuestra xenofobia y nuestros prejuicios más recalcitrantes, nos sentimos reafirmados en nuestra soberbia. Además, si se pueden resumir en un vídeo de Youtube de cinco minutos mejor que mejor, así se lo podemos hacer llegar por mensajería instantánea a nuestros allegados. Como somos incapaces de asumir el miedo, la incertidumbre y la angustia que esta situación nos ha traído, increpamos y cuestionamos a quienes les ha tocado gestionar la situación más difícil que ha vivido este país en décadas. Afirmamos que son unos mediocres y unos oportunistas sin ser capaces de reconocer que son el reflejo de la sociedad a la que representan: nosotros. Nos sentimos engañados. Reclamamos la verdad como si esta fuera algo claro y unívoco, un credo teológico. Ni podemos ni queremos aceptar la complejidad poliédrica de la realidad que ha sobrevenido con este virus invisible a los ojos. Somos carne de bulo, sobre todo, si se hacen eco de lo que nosotros pensamos. Estamos asentados en la confusión, pero exigimos certezas, respuestas claras. Retorcemos el pescuezo del lenguaje porque este no dice lo que queremos escuchar. Hemos desatendido con nuestro voto durante lustros los dos pilares de nuestra sociedad, la sanidad y la educación, y ahora demandamos que los servicios públicos sean eficaces y den respuesta a nuestras necesidades. Hemos vestido a nuestros sanitarios con una capa de héroes, mientras les vamos sugiriendo que se preparen para una nueva ola de muerte porque el mundo inhumano y egoísta que hemos creado a nuestra imagen y semejanza tiene que seguir rodando. Esperamos que la ciencia dé una solución rápida y eficaz a un problema de dimensiones planetarias, demostrando nuestra completa ignorancia de lo que supone la investigación y la salud. Nos quejamos, vomitamos en las redes sociales insultos y barbaridades contra la clase política, contra los epidemiólogos, contra quien se ponga por delante, dejando en evidencia nuestras miserias y necesidad de desahogo. Todo porque somos incapaces de decirnos a nosotros mismos: No lo sé. No entiendo nada. Tengo miedo.   

Después de más de cincuenta días encerrados en nuestras casas, de más de veinticinco mil muertos oficiales (todos sabemos que han sido más), del drama social y laboral que ya está instalado en nuestra sociedad, parece que hemos sufrido un ataque de negacionismo y nos hemos lanzado a las calles ignorando, en muchos casos, las recomendaciones que nos han dado: distancia física entre personas y uso de mascarillas. Pero es que nos agobia la mascarilla y queremos abrazar a los que decimos amar. Como niños egoístas a los que les han levantado el castigo, buscamos nuevas maneras de escaquearnos de lo que tendría que ser la asunción de nuestra responsabilidad personal por nuestra propia salud y la de los que nos importan. Hemos despertado del experimento del show de Truman y exigimos recuperar ansiosos y caprichosos nuestra vida pasada como si fuera parte de nuestro patrimonio inmobiliario. Vivimos en un sociedad infantilizada que confunde la libertad individual con la satisfacción inmediata de nuestras apetencias, como si de un bien de consumo se tratara. Hemos decidido que doscientos muertos diarios es un precio asumible. Nos mereceremos la extinción por imbéciles.

Begoña Chorques Fuster
Profesora que escribe
Imagen de Bansky como homenaje al personal sanitario


7 comentarios:

  1. Acertada, como siempre, en todo y especialmente en ese dardo final.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cada cual debe decidir si se encuentra entre los que sujetan para que la situación, ya suficientemente dramática, no se desborde; o los que prefieren chapotear en el lozadal del miedo y de la ansiedad. Esa es una decisión personal y política.

      Eliminar
  2. Mi Lena es no dejar colonizar mi cabeza por ningún partido politico,ni secta religiosa, organización. Pensar libremente e intentar tener buenos principios y lo bueno que nos enseñaron nuestros padres y lo bueno que aprendemos de la vida.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hace poco escuché decir al dramaturgo Juan Mayorga una pregunta que se hace a menudo y que me pareció muy interesante: ¿Cuánto de lo que pienso me ha venido dado y de dónde procede esa idea?

      Eliminar
    2. Gracias, desconocido, por tu comentario y por compartir tu lema.

      Eliminar