domingo, 17 de junio de 2018

CORRUPCIÓN ES CORRUPCIÓN

Un plato es un plato. Un vaso es un vaso. ¿Podemos afirmar, por fin, que corrupción es corrupción? Vivimos semanas en las que acontecimientos insólitos se acumulan en la piel de toro. Por primera vez en España una moción de censura contra un gobierno ha prosperado. Mariano Rajoy, ya expresidente, ha conseguido poner de acuerdo a partidos ideológicamente bastante distantes. Es cierto que el PP es el partido con más parlamentarios en el Congreso de los Diputados, pero también lo es que la moción impulsada por el PSOE ha conseguido la mayoría absoluta y que estos escaños representan a una mayoría de ciudadanos, que no desean un presidente de un partido condenado por corrupción. Por tanto, cuestionar la legitimidad del nuevo gobierno y de la propia moción retrata a quien lo hace por su falta de aceptación de las reglas democráticas. Mariano Rajoy, el político que supo administrar como nadie los silencios y las esperas, cayó esperando.

Esa no es la noticia inédita para quien escribe estas líneas sino esta otra: por primera vez, en la democracia española, la corrupción ha precipitado la caída de una gobierno. También es verdad que hemos tenido que llegar a unos niveles insoportables de escándalos por corrupción, incluso peores que en los años 90 con la corrupción de los gobiernos de Felipe González (y ya es decir…). Me pregunto si los ciudadanos de este país, a partir de ahora, retiraremos por fin el voto a los corruptos, a los que se adueñan de lo público, a los que hacen trampa para defraudar a Hacienda. El nuevo presidente del gobierno, Pedro Sánchez, parece que lo sabe y lo tiene en cuenta. Al menos ese es el mensaje que ha enviado a la ciudadanía dejando caer a su ministro de cultura más mediático, Màxim Huerta. ¿O es que acaso la presión de los ciudadanos castigados por la crisis, las investigaciones llevadas a cabo por los medios de comunicación (no de ninguna jauría) y la debilidad parlamentaria del PSOE han forzado que no haya alternativa a la ambigüedad ni a las medias tintas?

El regeneracionismo se impone. Parece que será el new black en política en la nueva temporada. Así lo ha querido dejar diáfano el PSOE esta semana y también parece captarlo el PP que emprende el  arduo camino de la renovación. Veremos si son capaces de mantenerlo. Si esta nueva percepción ha llegado de la mano de los nuevos partidos (Podemos y Cs) o no, bienvenida sea en cualquier caso. Lo deseable sería que fuera algo más que una moda pasajera, que haya llegado para quedarse, más allá de las mayorías o minorías parlamentarias y de su aritmética. Hacer que se imponga depende de los ciudadanos y de su voto. Por encima de las ideologías, de los programas electorales, debería prevalecer el respeto a la res publica y al dinero de los impuestos de todos los ciudadanos. Deberíamos ser capaces de castigar con nuestro voto sin ambages a quienes meten la mano en la caja de todos. Así debería ser porque corrupción es corrupción. 

Begoña Chorques Fuster
Profesora que escribe
Artículo publicado en el diario digital 'Ágora Alcorcón'
Imagen de María José Mier Caminero




6 comentarios:

  1. Molt ben argumentat, Begoña! També cal lluitar amb la paraula incorrupta!

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  2. Cal que la gent ho entengui i votin als que són lliures de corrupció.

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    1. Sí, sembla molt obvi però a l'hora de la veritat no ho és tant... No tenim més que fer una ullada als resultats electorals...

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  3. Está muy bien Begoña. Deberíamos pedirles, ademá, que vuelvan a meter todo lo que han sacado con intereses.

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