domingo, 12 de enero de 2020

JOKER

“Lo peor de tener una enfermedad mental es que la gente espera que te comportes como si no la tuvieras”, afirma Arthur Fleck, protagonista de Joker, sin duda, una de las películas del año. No se trata de un filme de superhéroes, ya que es esta una historia de villanos, donde hay numerosos malvados sociales, pero que presenta la de un antihéroe desolado. Atreverse a tratar el tema tabú de la enfermedad mental en el cine es valiente; hacerlo en una superproducción de Hollywood es algo más que osado; indagar en las causas emocionales y sociales que la provocan es digno de respeto profesional y artístico. Y es que Todd Phillips apunta a dos causas que empujan al atormentado Fleck al infierno mental, primero, y a la violencia y al asesinato, después: una infancia de maltrato y desamparo y una edad adulta de inadaptación en una sociedad inhumana e insolidaria que mira hacia otro lado, porque la realidad de los desfavorecidos es demasiado inquietante y desagradable. Recordemos que la salud mental es la gran olvidada de nuestro sistema de salud, pero también de nuestras sociedades. No se atiende, no importa, se vive de espaldas a ella.

La crítica social de la cinta es directa y brutal; quizás algo maniqueísta, pero tengamos en cuenta que se trata de la adaptación de un personaje de cómic. El actual sistema capitalista ultraliberal está provocando unas desigualdades sociales tan acusadas y una bolsa de población marginada que difícilmente podrá manejar en un futuro. La violencia y la rebelión estallarán en la cara de los poderosos, autoproclamados garantes del sistema y de unos valores que han prostituido de una manera atroz. Los paralelismos con la historia que presenta Parásitos (Bong Joon-ho, 2019) acuden a la mente del espectador casi inmediatamente. Ambos relatos –el segundo, probablemente, con más matices– reflexionan sobre la sociedad terriblemente egoísta y miope que hemos creado y en la que vivimos acomodados en un consumo fácil y low-cost.

Joker nos cuenta cómo se creó el villano de DC Cómics, pero nos presenta un malvado con aristas, complejo, atormentado, un hombre que se ve empujado al abismo de la violencia y el crimen. Arthur Fleck es un payaso marginado que lucha por la supervivencia mientras sueña con ser una estrella del humor como su admirado Murray Franklin (Robert de Niro). Mientras, su mente oscila entre la realidad y la imaginación, la risa y el llanto, la ternura y la violencia, el suicidio y el homicidio. Joaquin Phoenix nos brinda una de las interpretaciones más brillantes de los últimos tiempos, que espero que sea galardonada con un premio Óscar. Su inquietante y ambigua risa nos acompaña más allá de la sala de cine, una mueca que nos interpela y cuestiona, y su mirada de sufrimiento y perplejidad nos abre nuevos interrogantes. Lo tremendo y fascinante de la narración es que entendemos a Arthur Fleck, compartimos sus reacciones y encontramos una explicación razonable y racional a su comportamiento. ¿Será porque todos llevamos un Joker dentro? ¿Será porque la locura está en esa desproporción?

Begoña Chorques Fuster
Profesora que escribe


2 comentarios:

  1. Suscribo tus palabras. Es terrible el resultado de sumar a la enfermedad mental la crueldad de la mirada del otro.

    ResponderEliminar