domingo, 31 de julio de 2022

BENVINGUT, MÍSTER BIDEN!

Ràbia terrible. Terrible ràbia. Repeteixen desenes de vegades cadascuna de les actrius septuagenàries en una obra de teatre a la Abadia de Madrid. Fora tenim la ciutat assetjada, amb les nostres vides quotidianes alterades, no pasa nada, porque es mejor eso que morirse. Tot es fa pel nostre bé.

 

Encenc la televisió i les imatges de l’exitosa i crucial cimera de l’OTRAN se succeeixen. Mayrit i Españistan són el centre de la política internacional, afirma un president garrit amb incipients petjades d’haver-se sotmès a un tractament de rejoveniment. Consumeix una ensalada d’ortigues mentre observe perplexa. Volen abolir la prostitució, però som incapaços de detectar i denunciar els nostres comportaments rèptils. Ens prostituïm per una ínfima cota de poder que a penes aplaca els nostres complexos i inseguretats. Resintonitze amb la caixa ximple. Sent que tornem al blanc i al negre. Mentre, un altre president decrèpit es passeja muntat en una bèstia contaminant a tort i a dret, mostrant poder i saber estar. Que ningú gose qüestionar-lo perquè el búnquer sobre rodes al qual em refereix disposa, fins i tot, de metralleta. Tot és harmonia i bon rollito. “It’s good to have friends”, afirma un tal Stoltenberg (diuen que pacifista en la seua joventut). ¡Claro que sí, guapi!

 

Els grans senyors d’Occident es reuneixen per decidir els nostres destins. Ja sabem qui és el dolent, dolentíssim. Però, què ocorre amb els fills de Putin? No tots estan a la mare Rússia... Contemple amb estupefacció la foto oficial. Visca la testosterona! Però gràcies a la cota acceptable de tolerància se’ls colen algunes senyores i un homosexual. Que moderns i avençats som! Ja podem donar lliçons a la resta. Però la instantània de la cimera alternativa mola molt més. Una reina que ha aniquilat, a colp de bisturí, a la jove professional que era interpreta el seu paper d’amfitriona i cicerone amb impecable diligència. El paper couché comentarà els estilismes de la nostra reina i de la néta de Biden que s’atreveix a presentar-se en xandall. S’hi veu que la va afectar molt el confinament. Què en pensaran les dones violades a la guerra d’Ucraïna? Els agradaran les seues espardenyes noves comprades a la milla d’or madrilenya?

 

La foto davant del Guernica de les senyores aparador de la cimera em regira l’estómac. Massa vinagre a les ortigues. Us recorde que totes són senyores, hi ha dos senyors, parelles de la cota ‘marica’ i ‘feminazi’. Mira que ets! Posen amb el somriure, amb les robes de dissenyador d’alta costura, davant d’un llenç en blanc i negre que ens parla dels cossos esbudellats per les bombes feixistes al 37. Però elles els tapen amb les seues presències imponents. Ho sent, però alguna cosa em grinyola. A aquesta notícia li succeeixen les imatges d’un centre comercial bombardejat a Kiev. Hi ha vides que importen i altres que no. Unes més, i altres menys. Les dels vint-i-tres subsaharians morts i soterrats amb precipitació a la frontera amb Melilla són vint-i-tres zeros a l’esquerra. Ben resolt, han sentenciat. L’important és preservar la puta integritat territorial d’Españistan. Així ho ha declarat Míster Biden i així quedem complaguts després d’una deliciosa àgape de viandes hispanes, servit entre obres d’art. Que bé que ho passem! Quant de glamur! Quin fàstic! Ràbia terrible. Terrible ràbia.

 

Begoña Chorques Fuster

Professora que escriu

Foto extreta de la xarxa

 


 


domingo, 24 de julio de 2022

INVASIÓN ZOMBI

Después de una pandemia, del paso de la borrasca Filomena, de la explosión de gas en la calle Toledo y de otras tragedias internacionales, todos hemos bromeado con qué sería lo siguiente que nos espera: ¿una invasión zombi o la llegada de alienígenas a nuestros barrios? Sin embargo, sin querer darnos cuenta llevamos sufriendo poco a poco una invasión ¿zombi? silenciosa (o no tanto) que no se ha detenido y que va colonizando espacios públicos que deberían ser de todos. Como si fueran pocas todas las restricciones que hemos vivido en los últimos años como consecuencia de la pandemia, desde entonces y sin miramientos, los vecinos de Madrid sufrimos la ocupación de los espacios públicos al aire libre que dificultan y hacen nuestras vidas no solo más incómodas sino más insalubres. Parece que ya nos hemos acostumbrado y hemos normalizado tener las aceras invadidas con las llamadas terrazas Covid, patinetes, bicicletas eléctricas, motocicletas y platillos volantes. ¿Alguien ha pensado todo lo que estos cachivaches suponen para una persona con dificultades de movilidad?

 

Desde principios de los años 2000, vivo en el distrito de Arganzuela que ha ido padeciendo sucesivas oleadas especulativas en el precio de la vivienda. Una de las causas ha sido el proceso de gentrificación que ha soportado el distrito Centro y que ha expulsado a los vecinos hacia los barrios colindantes o más periféricos. En estas dos décadas, el barrio se ha ido transformando, no solo en su geografía urbana, sino también en la humana. A partir de la crisis de 2008, vimos cómo la presencia de vecinos inmigrantes disminuía debido a que muchos decidieron volver a sus países. Sin embargo, en la última década hemos visto también cómo han abierto negocios ciudadanos chinos y algún vecino de origen hispanoamericano. Esto, junto a la oferta de hostelería variada, ha hecho que el barrio plural y multicolor se convierta en un lugar de interés para muchos. En lo que se refiere a los espacios para el ocio y la cultura, hemos visto florecer el espacio de Matadero, lugar de exposiciones, sede de la Casa del Lector y también subsede del Teatro Español con las Naves del Español. Su arquitectura singular y su situación, junto al parque Madrid Río, han servido de imán para atraer a visitantes y vecinos.

 

Sin embargo, el barrio no goza de instalaciones deportivas, culturales y educativas suficientes. Los terrenos de Adif, situados detrás del Museo del Ferrocarril, que ya acoge una vez al mes el Mercado de Motores, iban a convertirse en dotaciones para los habitantes del distrito. Se habló de una biblioteca, quizás de un instituto público. Hace poco el Ministerio de Cultura anunció que en este lugar se situará el Teatro Nacional de Danza. De momento, y desde hace más de un año, el espacio ha sido invadido por unas carpas donde se suceden las representaciones de musicales y otros ‘eventos’ culturales previo pago de entradas. La plataforma de vecinos que se moviliza contra el Espacio Delicias reivindica el uso público de estos terrenos, frente a la búsqueda del beneficio empresarial de unos pocos. Al impacto visual que este espacio destartalado ofrece, hay que añadir la contaminación acústica que sufren los vecinos que viven en los bloques de viviendas, más cercanos.

 

A estas carpas circenses, hay que sumar la invasión del Parque Tierno Galván que hemos sufrido los vecinos durante casi dos meses. Al Festival Madrid Escena le han precedido y seguido otras actuaciones, Festival Tomavistas Extra, corregido y aumentado. Habrá quien me recuerde que se trata de un anfiteatro diseñado para ofrecer espectáculos. Es cierto, pero no es admisible que se ocupe literalmente la mitad del bulevar que conduce a este y que se acote la mitad del parque, además del mencionado anfiteatro. Hemos tenido el parque sitiado durante casi dos meses aguantando las molestias de ruido, que superan con creces cualquier límite legal, el tránsito de camiones y vehículos, el abandono de desperdicios en unas papeleras rebosantes, etc. Lo más triste ha sido lo que ha emergido una vez que han retirado toda la estructura: hierba literalmente arrasada y montones de basura. Los trabajadores de parques y jardines de Madrid se tendrán que emplear a fondo. Habrá quien destacará la calidad de los artistas que han actuado, pero no entiendo que, en una ciudad como Madrid, donde hay tantos recintos estupendos para celebrar conciertos, se elija un parque donde personas mayores, perros, corredores y familias con niños conviven y disfrutan de la naturaleza. ¿Por qué se hace permanentemente negocio de los espacios públicos?

 

Begoña Chorques Fuster

Profesora que escribe

Foto del Parque Tierno Galván en la primavera de 2020

 


 

domingo, 17 de julio de 2022

SOLO YO ESCAPÉ de Caryl Churchill

Solo yo escapé es una obra de teatro de la dramaturga británica Caryl Churchill (Londres, 1938), está dirigida por la directora, actriz y dramaturga Magda Puyo e interpretada por Muntsa Alcañiz, Lurdes Barba, Imma Colomer y Vicky Peña. En este montaje se han unido talento femenino y edad, realidades que hay que seguir reivindicando y visibilizando. Churchill es la autora más influyente del teatro inglés contemporáneo y nos ofrece, una vez más, su mirada feminista y crítica sobre la sociedad neoliberal y las consecuencias catastróficas a las que nos está abocando el capitalismo salvaje. Solo yo escapé (Escaped Alone) fue estrenada en el Royal Court en 2016. Este dato nos ilumina sobre la visión premonitoria de la autora sobre la situación actual. No se trata, pues, de una obra complaciente sino de un teatro comprometido.

 

Los diálogos desenfadados, ágiles y vivos de estas cuatro mujeres se alternan con monólogos en los que se van mostrando las partes menos amables de sus largas vidas, así como una exposición sobre un mundo futuro distópico donde el cambio climático y la deshumanización han provocado una terrible huella. Así pasamos de una estampa de distensión ociosa al caos de una pesadilla surrealista.

 

Churchill utiliza un lenguaje claro y directo que no deja indiferente al espectador. No obstante, es capaz de encontrar las diferentes capas de significado en el discurso de sus personajes. La ligereza de la obra es solo aparente en el planteamiento: cuatro mujeres que bordean los setenta años y se encuentran en el jardín de una de ellas para charlar distendidamente. No obstante, no pretende un discurso cerrado y fácil sino lanzar preguntas que vuelven al espectador una y otra vez. Porque no hay verdad o acaso una construida entre muchas.

 

Por eso, Sally, Vi, Lena y Jarrett conversan durante algo más de una hora entre bromas y verdades, sentadas en cuatro sillas que van moviendo por el escenario según van tomando el protagonismo en el discurso. También encontramos confesiones de un realismo atroz que van liberándolas una a una de su carga vital, porque todas acaban por confesar sus anhelos y miedos más ocultos. Vi recuerda el asesinato de su marido maltratador que le costó seis años de prisión y la relación con su hijo. Sally odia a los gatos de una forma obsesiva y cree verlos en cada rincón de su casa. Lena se debate entre la depresión y la agorafobia. La última en unirse a la tertulia, Jarret, encierra una rabia hacia el mundo que disfraza con una aparente alegría. Porque el regocijo de estas cuatro mujeres, ¿es auténtico o impostado? ¿Son resilientes o resignadas? ¿Ríen realmente o se dejan llevar por la algazara ante un mundo (el de todos) y una vida (la suya propia) que se extinguen irremediablemente? “Té y catástrofe”, sentencia la autora. ¿No han sentido acaso en los últimos tiempos que están asistiendo al fin del mundo tal y como lo conocemos desde nuestros confortables hogares? ¿Es realidad o teatro? Nel blu dipinto di blu.

 

Begoña Chorques Fuster

Profesora que escribe

 


 

 


 

domingo, 10 de julio de 2022

ESTA NOCHE SE IMPROVISA LA COMEDIA

La dificultad para definir qué es real y qué creíble, la búsqueda de la verosimilitud, la difusa frontera entre realidad y ficción son temas que obsesionan a las gentes del teatro, y también al director del montaje y dramaturgo, Ernesto Caballero. Tanto es así que en uno de sus anteriores montajes –la interesante adaptación del Tartufo de Molière que llevó a las tablas del Teatro Infanta Isabel al principio de esta temporada de la mano del genial Pepe Viyuela– así lo confirma. Esta vez toma uno de los clásicos modernos teatrales del genial Luigi Pirandello, Esta noche se improvisa la comedia, y se enzarza en un juego metateatral al que le saca un jugo denso en la reflexión, a la vez que hilarante y divertido. Para ello, borda una versión en la que adapta con gran habilidad el texto de Pirandello a nuestra realidad actual, incluso con alusiones a la religiosidad vacía y ritual y a nuestra absurda búsqueda de mitos y semidioses. De este modo, la aparición de Maradona en escena como consecuencia de un error de dicción desencadena uno de los momentos más absurdos y desternillantes de la obra. Como dice uno de los personajes, “el teatro lo puede todo". 

El pretexto es que una compañía va a representar una versión de la narración breve de Pirandello Leonora, adiós frente al público del Teatro Español. El director quiere que todo sea lo más creíble posible y, por ello, pide a los actores que improvisen el texto y se dejen llevar por las situaciones. Esto provoca una disociación entre la propia realidad de la representación, que supuestamente se está improvisando, y lo que acaban representando que no deja de estar también escrito y discurre de forma paralela. Ya reflexionaba sobre la verosimilitud y la realidad Pirandello en Siete personajes en busca de autor, obra genialmente adaptada por Miguel del Arco en La función por hacer.

El resultado es un montaje de algo más de una hora y media en el que es imposible no pasar un rato excepcional. Aparte del formidable trabajo de Caballero como adaptador y director, le apoyan un elenco de actores magníficos, formado por Felipe Ansola (Pomarici), Jorge Basanta  (Verri), Natalia Hernández (Doña Ignacia), Joaquín Notario (Hinkfuss, el director), Paco Ochoa (El actor de carácter, Don Palmiro), Ana Ruiz (Totina/La cantante de cabaré) y Ainhoa Santamaría (Mommina). Todos ellos culminan una interpretación coral con momentos disparatados (parlamentos en italiano incluidos) donde no falta la reflexión sobre el hecho teatral y lo que este aporta.

Solemos decir que es muy sano reírse de uno mismo. Y razón no falta a esta afirmación si realmente somos capaces de hacerlo. Pues bien, Caballero intenta (y lo consigue) llevar a cabo un ejercicio de crítica al teatro y de sus diversas tendencias actuales. Para ello introduce el acompañamiento musical (muy operístico e italiano, por cierto) como un actor más en escena. Por último, Caballero, en nombre de todas las gentes del teatro, se la devuelve a Javier Marías como mejor sabe: con una risa inteligente y sesuda. Les recuerdo que en 2017 el académico publicó el artículo “Ese idiota de Shakespeare” en El País criticando de forma descarnada el teatro que se hacía en España, habiendo confesado al inicio del mismo que hacía años que no pisaba uno. ¿Sabrá el autor reírse de sí mismo?

Begoña Chorques Fuster

Profesora que escribe

 


 


domingo, 3 de julio de 2022

¡BIENVENIDO, MÍSTER BIDEN!

Rabia terrible. Terrible rabia. Repiten decenas de veces cada una de las actrices septuagenarias en una obra de teatro en la Abadía de Madrid. Fuera tenemos la ciudad sitiada, con nuestras vidas cotidianas alteradas, pero “no pasa nada, porque es mejor eso que morirse”. Todo se hace por nuestro bien.

 

Enciendo la televisión y las imágenes de la exitosa y crucial cumbre de la OTRAN se suceden. Mayrit y Españistán son el centro de la política internacional, afirma un presidente guaperas con incipientes huellas de haberse sometido a algún tratamiento de rejuvenecimiento. Consumo una ensalada de ortigas mientras observo perpleja. Queremos abolir la prostitución, pero somos incapaces de detectar y denunciar nuestros comportamientos rastreros. Nos prostituimos por una ínfima cota de poder que apenas aplaca nuestros complejos e inseguridades. Resintonizo con la caja boba. Siento que volvemos al blanco y negro. Mientras, otro presidente decrépito se pasea montado en una bestia contaminando a diestro y siniestro mostrando poderío y saber estar. Que nadie se atreva a cuestionarlo porque el búnker sobre ruedas al que me refiero dispone de metralleta y todo. Taca-taca-taca-tac. Todo es armonía y buen rollito. “It’s good to have friends”, afirma un tal Stoltenberg (dicen que pacifista en sus tiempos mozos). I tant que sí, noi!

 

Los grandes señores de Occidente se reúnen para decidir nuestros destinos. Ya sabemos quién es el malo, malísimo. Pero, ¿qué ocurre con los hijos de Putin? No todos están en la madre Rusia… Contemplo con estupefacción la foto oficial. ¡Viva la testosterona! Pero gracias a la cota aceptable de tolerancia se les cuelan algunas señoras y un homosexual. ¡Qué modernos y avanzados somos! Ya podemos dar lecciones al resto. Pero la instantánea de la cumbre alternativa mola mucho más. Una reina que ha aniquilado, a golpe de bisturí, a la joven profesional que era interpreta su papel de anfitriona y cicerone con impecable diligencia. El papel couché comentará los estilismos de nuestra reina y de la nieta de Biden que osa presentarse en chándal. Se ve que le afectó mucho el confinamiento. ¿Qué pensarán las mujeres violadas en la guerra de Ucrania de todo esto? ¿Les gustarán sus alpargatas nuevas compradas en la milla de oro madrileña?

 

La foto ante el Guernica de las señoras florero de la cumbre me revuelve el estómago. Demasiado vinagre en las ortigas. Os recuerdo que todas son señoras, hay dos señores, parejas de la cota ‘marica’ y ‘feminazi’. ¡Cómo eres! Posan sonrientes, con sus ropas de diseñador de alta costura, delante del lienzo en blanco y negro que nos habla de los cuerpos destripados por las bombas fascistas en el 37. Pero ellas los tapan con sus presencias imponentes. Lo siento, pero algo me chirría. A esta noticia le suceden las imágenes de un centro comercial bombardeado en Kiev. Hay vidas que importan y otras que no. Unas más, y otras menos. Las de los veintitrés subsaharianos muertos y enterrados con precipitación en la frontera con Melilla son veintitrés ceros a la izquierda. Bien resuelto, han sentenciado. Lo importante es preservar la puta integridad territorial de Españistán. Así lo ha declarado Míster Biden y así quedamos complacidos después de un delicioso ágape de viandas hispanas, servido entre obras de arte. ¡Qué bien lo pasamos! ¡Cuánto glamour! ¡Qué asco! Rabia terrible. Terrible rabia.

 

Begoña Chorques Fuster

Profesora que escribe

Imágenes extraídas de Internet