domingo, 3 de julio de 2022

¡BIENVENIDO, MÍSTER BIDEN!

Rabia terrible. Terrible rabia. Repiten decenas de veces cada una de las actrices septuagenarias en una obra de teatro en la Abadía de Madrid. Fuera tenemos la ciudad sitiada, con nuestras vidas cotidianas alteradas, pero “no pasa nada, porque es mejor eso que morirse”. Todo se hace por nuestro bien.

 

Enciendo la televisión y las imágenes de la exitosa y crucial cumbre de la OTRAN se suceden. Mayrit y Españistán son el centro de la política internacional, afirma un presidente guaperas con incipientes huellas de haberse sometido a algún tratamiento de rejuvenecimiento. Consumo una ensalada de ortigas mientras observo perpleja. Queremos abolir la prostitución, pero somos incapaces de detectar y denunciar nuestros comportamientos rastreros. Nos prostituimos por una ínfima cota de poder que apenas aplaca nuestros complejos e inseguridades. Resintonizo con la caja boba. Siento que volvemos al blanco y negro. Mientras, otro presidente decrépito se pasea montado en una bestia contaminando a diestro y siniestro mostrando poderío y saber estar. Que nadie se atreva a cuestionarlo porque el búnker sobre ruedas al que me refiero dispone de metralleta y todo. Taca-taca-taca-tac. Todo es armonía y buen rollito. “It’s good to have friends”, afirma un tal Stoltenberg (dicen que pacifista en sus tiempos mozos). I tant que sí, noi!

 

Los grandes señores de Occidente se reúnen para decidir nuestros destinos. Ya sabemos quién es el malo, malísimo. Pero, ¿qué ocurre con los hijos de Putin? No todos están en la madre Rusia… Contemplo con estupefacción la foto oficial. ¡Viva la testosterona! Pero gracias a la cota aceptable de tolerancia se les cuelan algunas señoras y un homosexual. ¡Qué modernos y avanzados somos! Ya podemos dar lecciones al resto. Pero la instantánea de la cumbre alternativa mola mucho más. Una reina que ha aniquilado, a golpe de bisturí, a la joven profesional que era interpreta su papel de anfitriona y cicerone con impecable diligencia. El papel couché comentará los estilismos de nuestra reina y de la nieta de Biden que osa presentarse en chándal. Se ve que le afectó mucho el confinamiento. ¿Qué pensarán las mujeres violadas en la guerra de Ucrania de todo esto? ¿Les gustarán sus alpargatas nuevas compradas en la milla de oro madrileña?

 

La foto ante el Guernica de las señoras florero de la cumbre me revuelve el estómago. Demasiado vinagre en las ortigas. Os recuerdo que todas son señoras, hay dos señores, parejas de la cota ‘marica’ y ‘feminazi’. ¡Cómo eres! Posan sonrientes, con sus ropas de diseñador de alta costura, delante del lienzo en blanco y negro que nos habla de los cuerpos destripados por las bombas fascistas en el 37. Pero ellas los tapan con sus presencias imponentes. Lo siento, pero algo me chirría. A esta noticia le suceden las imágenes de un centro comercial bombardeado en Kiev. Hay vidas que importan y otras que no. Unas más, y otras menos. Las de los veintitrés subsaharianos muertos y enterrados con precipitación en la frontera con Melilla son veintitrés ceros a la izquierda. Bien resuelto, han sentenciado. Lo importante es preservar la puta integridad territorial de Españistán. Así lo ha declarado Míster Biden y así quedamos complacidos después de un delicioso ágape de viandas hispanas, servido entre obras de arte. ¡Qué bien lo pasamos! ¡Cuánto glamour! ¡Qué asco! Rabia terrible. Terrible rabia.

 

Begoña Chorques Fuster

Profesora que escribe

Imágenes extraídas de Internet

 


 


2 comentarios:

  1. Fantástica crónica de estos días de indignación y asco. No has dejado "títere con cabeza". Una vez más, me ha encantado tu crónica. Una forta abraçada.

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