“Los libros y las palabras me vuelven a situar cerca de ti”. (Absència)
Con estos versos del poema “Transferència 3” de su segundo poemario,
comenzamos este íntimo encuentro con Begoña Chorques Fuster.
Actualmente se dedica a la labor docente como profesora de Lengua
castellana y Literatura en el I.E.S. “Parque de Lisboa” de Alcorcón y destaca
por su talento como poeta, narradora, articulista en diversos diarios y
mantiene su blog “Una cambra pròpia”
donde también publica sus reflexiones y artículos de gran interés. No obstante, ella siempre se
define como “profesora que escribe”. Podría decirse de Begoña que es una mujer
cosmopolita que busca y descubre en las formas su razón eterna.
Ya en su primer poemario, Olor de
poma verda, restaura la vivencia especial de la realidad como un éxtasis de
conocimiento, amor y aventura hacia lo absoluto de las palabras poéticas que
solo se explican desde el mismo poema.
Esa emoción genuina del poema la
recoge Begoña como mujer reivindicando aquello que, a lo largo de la Historia,
otras no pudieron hacer debido al patriarcado reinante. Situar el amor en el
epicentro de lo sentido y del que siente, es una prueba de que la sociedad
quiere cambiar hacia una nueva dimensión, dejando atrás ideas apolilladas y
estereotipos que querían el silencio, la maternidad y la sumisión como
estandartes de la imagen de la mujer, sin derechos pero con todas las
obligaciones.
Las letras hispánicas, por ejemplo, a lo largo de la Historia, lo han
reflejado perfectamente. Solo hay que ver cómo los currículos oficiales de
Bachillerato apenas mencionan escritoras hasta el siglo XIX, que no sean, entre
muy pocas, Santa Teresa, Rosalía de Castro o Emilia Pardo Bazán. ¿A qué es debido? La causa principal hay que encontrarla evidentemente en
factores socioculturales y políticos. A pesar de que la imagen del siglo XVI es
la de un siglo que se abre a las mujeres y un XVII que se cierra, en este
último son más las dramaturgas y poetisas que escriben (pero debían hacerlo
furtivamente bajo seudónimos o fingiendo ser hombres).
Ya desde los siglos XVIII y XIX se aprecia una apertura en el
tratamiento de la mujer en la literatura y será en el XX (aunque principalmente
en el XXI) cuando empecemos a dejar de ver modelos idealizados de santas,
mujeres objeto, ninfas, falsas beatas, monjas o pícaras que se presentaban sin posibilidad
de tener voz y mirada propia. Y es una mirada, una mirada de mujer la que Begoña revive en cada uno de
los poemas de Absència. La mirada de
la “iaia Trini”. Esa “iaia” que nos acercará a nuestros sentimientos más
profundos. Es la “iaia” de todas nuestras “iaias”. Aquellas que son nuestro
descanso a la hora de la brisa, nuestras confidentes, el mejor regalo recibido
de la vida…
Como regalo es para el amante de la poesía y de la palabra es experimentar
en Absència la comunión gozosa,
“amando todas las cosas desde el relato de la experiencia”. A lo
largo del poemario, escrito en catalán y editado exquisitamente también en versión
bilingüe, nuestra lengua hermana es amada de forma misteriosa e inefable,
sirviendo de vehículo a un discurso absolutamente libre, luminoso, delicioso,
evitando la linealidad argumentativa pero desgranando experiencias vitales y
reveladoras desde la Xàtiva natal. En esa Xàtiva acogida y acogedora, azul y
mediterránea (trasunto quizá de la iaia Trini) contemplamos sus gentes y la sencillez de la existencia.
Así pues,
para un neófito, Absència es perfecto
por varias razones: la mujer es el centro del poemario (pero vista como una
armoniosa apertura a la totalidad del universo), el acercamiento de lo
cotidiano (y su reconciliación con el “nosotros” desde el “yo”) y, finalmente, permite
descubrir la lengua catalana como hermosa barca que porta las palabras en el
océano del existir.
Disfrutadlo.
José
Ángel Pérez Portillo
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