domingo, 22 de septiembre de 2019

EL FRAUDE DE LA IZQUIERDA

Señores Sánchez e Iglesias, nos han defraudado ustedes profundamente. Han consumado el despropósito temerario de una nueva convocatoria de elecciones generales y lo han hecho teniendo en cuenta única y exclusivamente su interés personal y partidista. Uno ha visto la oportunidad de volver al bipartidismo y noquear a un adversario debilitado; otro busca el poder con obstinación por propia supervivencia. Debería darles vergüenza porque, lejos de retirarse para dar paso a nuevos interlocutores políticos, ahora los ciudadanos tenemos que seguir aguantando sus reproches dialécticos, su infantiloide ‘batalla por el relato’ y su desvergonzado ‘y tú más’.

Su ego hipertrófico nos ha llevado a un callejón sin salida, un cul-de-sac que muchos dudamos que se abra después del 10N: la sentencia del procés, la crisis territorial, la ralentización de la economía, la reforma de las pensiones y la Seguridad Social, la financiación de las CCAA, las leyes progresistas que esperan en el cajón… ¿Les extraña que una parte del territorio se quiera marchar? Los españoles en bloque deberían reivindicar la independencia de sus políticos incompetentes e incapaces. En el mejor de los casos estaremos en una situación similar a la actual; en el peor, los tres partidos de la derecha sumarán y pactarán. Porque no tengan ninguna duda de ello: si PP, Cs y Vox suman, llegarán a un acuerdo para defender los intereses de aquellos a los que representan. Encarnan ustedes el fraude de la izquierda, son el eterno retorno devaluado del cainismo de los partidos de progreso que tanto ha marcado la historia de este país. Se lo recordó el señor Aitor Esteban, un político vasco nacionalista y conservador, en la fallida sesión de investidura, “el cielo se asalta nube a nube.”

Ustedes afirman representar a millones de ciudadanos, pero se pasan sus necesidades y sus expectativas por el forro. Nos han demostrado que les importamos muy poco, nada. Han obrado con la misma sensibilidad social con la que lo hizo el gobierno de Mariano Rajoy cuando aplicaba recortes atroces que afectaban a los sectores más vulnerables de la sociedad. Han actuado movidos por su falo acomplejado que busca aniquilar al enemigo, jugando a un estúpido juego de tronos, aconsejados por gurús de la estrategia política, agazapados en la Moncloa, pensando que son ustedes los garantes del purismo ideológico de izquierdas que puede despreciar la voluntad de millones de personas.

Nos da igual si ustedes se caen bien o no, si no se soportan. Hay necesidades sociales que están a la espera de su ridiculez adolescente. Nos importan un pepino sus doctorados, sus másteres, sus estrategias, su brillantez académica o discursiva porque han demostrado que les falta la más importante de las inteligencias: la emocional. No han sabido leer el momento histórico y social y saber lo que nos jugamos. Se han cargado el deseo de cambio y de pacto que los votantes de izquierdas les encomendaron el 28A, han secuestrado el voto de los ciudadanos y encima nos exigen un rescate. Argumentan que quieren cambiar las vidas de las personas, que pretenden la estabilidad del país. Las suyas sí han cambiado y nos dan la espalda desde un palacio de la Moncloa, desconectado de la realidad cotidiana de los españoles, y desde un acomodado chalet en la sierra desde donde han liquidado las ansias de transformación social del 15M. Y lo hacen con absoluta desfachatez. Para estos lodos, no hacían falta aquellos barros.

Si les parece que soy extremadamente dura en mis aseveraciones, piensen en los enfermos terminales que esperan la aprobación de una ley de eutanasia, en los mayores que esperan sus ayudas a la dependencia, en las personas desempleadas que esperan las políticas activas de empleo (esas que ustedes se disputan), en los trabajadores precarios que esperan una ley laboral más justa, en los pensionistas con bajas pensiones que esperan la derogación del copago farmacéutico, en las personas LGTBI que esperan la aprobación de la ley estatal que garantice sus derechos, en los estudiantes y profesores que esperamos una ley educativa que dé fin a los vaivenes legislativos de los últimos lustros.

Era imprescindible que ustedes dejaran de lado sus animadversiones personales y se pusieran a trabajar, para dar estabilidad y para mejorar (en la medida de lo posible, sin posiciones maximalistas) la vida de todos. Su indignidad política lleva a la incoherencia a los votantes de izquierdas que por responsabilidad (de la que ustedes carecen) debemos ir a votar de nuevo. Aquellos que reconocemos la lucha de nuestros mayores por la democracia nos tragaremos la náusea que su actitud nos provoca y volveremos a depositar la papeleta en la urna. Pero, ¿son conscientes del daño que han hecho a la democracia y a la conciencia política de los jóvenes de este país? Ya pueden ustedes dormir tranquilos.  

Begoña Chorques Fuster
Profesora que escribe



5 comentarios:

  1. Tal vez funcionen mejor las izquierdas con un trío errejoniano. Desde luego, a las tres derechas no les quita el sueño entenderse dentro y fuera de la cama.

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    1. Los votantes de izquierdas lo tienen mal, a menos que voten en una demarcación donde se presente MásMadrid (provincia de Madrid y alguna más, quizás). Por eso sigo que su indignidad nos aboca a la incoherencia. Lo más coherente sería no votar: plantarnos y decirles no. Pero sabemos a lo que nos exponemos con eso y ellos juegan esa baza. Es una vergüenza lo que hacen. No se merecen estar donde están. No tienen ni idea de lo que significa el sintagma 'servicio público'.

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  2. Y lo peor es el daño que hacen a la juventud y a su conciencia política. Después se extrañarán que los jóvenes no vayan a votar ni quieran saber nada de política.

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  3. Hola, me ha enviado mi hijo este artículo, y me ha encantado. Es lo que pensamos todos los de izquierdas, y expresado como es debido, con contundencia y sin tapujos. Deberías publicarlo en algún periódico nacional. Por cierto, mi hijo fue alumno tuyo en el instituto de P. Lisboa. Enhorabuena por esta publicación.

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    1. Muchas gracias, Maribel. Expreso el enfado, la impotencia y la frustración que parece que es la de muchos. Espero que podamos tener una opción de votar con dignidad, sin tener que reprimir el vómito. Estas personas no han medido las consecuencias. A ver qué pasa.
      Tu chico es un encanto.

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