domingo, 13 de marzo de 2022

QLIT. FESTIVAL DE LITERATURA LGTBI

Escribir una crónica de un festival de literatura tres meses después quizás no tiene demasiado sentido. Pero a veces la vida se impone al papel y al bolígrafo y los acontecimientos, buenos y malos, desplazan otras prioridades. Y no quiero dejar de escribirla por lo que significa que la literatura catalana tenga un festival de literatura LGTBI, que esta haya sido la cuarta edición y que un acontecimiento como este sea organizado por la AELC (Associació d’Escriptors en Llengua Catalana). Y hasta aquí os parecerá que no he dicho gran cosa pero no es así, porque que se ponga el foco en las voces que, hasta hace nada, estaban en los márgenes (todavía lo estamos) y se les dé un micrófono para reivindicar otro lugar desde el cual hacer literatura, fuera del canon o con la mirada bizca que proponía Montserrat Roig. Y eso hicimos y por eso nos reunimos.

 

Después de recibir la invitación de Sebastià Portell en forma de correo electrónico, justo cuando arrancaba el curso, y de decir un sí ilusionado e inconsciente por todo el jaleo personal en el que estaba inmersa, nos vamos a Barcelona, la ciudad querida, por primera vez desde que ¿el/la? Covid  está en nuestras vidas para limitarlas. Y mira, no, esta vez este virus no ha podido con la alegría de los reencuentros y las ganas de hacer cosas. Enseguida, compruebo que Carme Ros, esa voz cálida con quien he hablado por teléfono para preparar las cuestiones prácticas, es el alma calmada y acogedora de la AELC, y tengo que decirlo. Lo hace todo tan fácil como en las conversaciones telefónicas. Los nervios de principiante y la formalidad pseudoalemana nos hacen llegar bastante temprano al Centre LGBTI de Barcelona (c/ Comte Borrel, 22) y enseguida que entramos, a los que venimos de fuera, nos llama la atención la sola existencia de un centro así.

 

Es viernes y está todo casi listo para nuestras Poéticas del deseo. Sebastià Perellò, que viene de Baleares, y servidora, vamos recitando a dos voces. Se trata de una sesión relajada, con normas de ruido y movimiento menos estrictas. Es nuestro debut y parece que no lo hemos hecho mal. Nos miramos el uno al otro después de cada intervención. Al día siguiente tendremos una nueva actuación. Por la tarde asistimos a la mesa de Clásicos donde Sebastià Portell modera para hablar de Maria-Mercè Marçal, Joe Orton, Marcel Proust y Llorenç Villalonga. Pensaréis qué relación tienen entre ellos y qué tienen que ver con la literatura LGTBI escritores como Villalonga. Entrad en el canal de Youtube de la AELC y lo veréis. Acabamos el día en el BioCenter de la calle Pintor Fortuny donde tenemos nuestro cuartel general, después damos un paseo por la Rambla antes de retirarnos al Hotel Turín, lugar de acogida para los de la AELC.

 

El sábado es el día de fiesta grande para mí. El paseo entre la calle Pintor Fortuny y la de Comte Borrell ya nos resulta familiar, como las sábanas tendidas a la calle y la gente de colores tan diversos. Al recital de hoy se suma Sònia Moll que es todo un descubrimiento en lo humano. ¡Qué bien que se pueden desvirtualizar poetas con quien compartes vida y libros! Su timidez es tierna, pero te sacude los cimientos con sus versos directos y punzantes. Parece que el público se lo pasa tan bien como nosotros e, incluso, viene a verme un pedacito querido de mi Xàtiva. ¡Qué bien que estos pequeños momentos nos hacen tan felices en un instante!

 

A continuación, compartimos el acto más divertido con la mesa redonda Nuevas voces con Assum Guardiola, Judith Juanhuix y Violeta Richart. Lo más importante de todo es que las escuchas hablar sobre cómo escriben y cómo intentan vivir y te entran ganas de leer sus libros. Ahora mismo ya lo he hecho –al final, no va a estar tan mal tardar tanto en escribir la crónica– y solo puedo decir que os animo a hacerlo. Después de reír y compartir literatura y vida, cumplimos con el ritual familiar de visitar Els quatre gats como cada vez que vamos a Barcelona. Comemos allí y nos volvemos a sumergir en las voces pretéritas que flotan en el aire de este lugar mágico.

 

Por la tarde, se celebra en el QLIT 2021 el acto más emotivo del Festival: el Homenaje a los días felices con Bernat Cormand. Todos los que hablan conocían bien a Bernat pero, sobre todo, se nota que lo querían. Se respira tristeza y nostalgia de todo lo que no podrá ser, pero se revela, de una manera potente y tierna, el ilustrador detallista y sensible que era. Sus dibujos llenan la pared del escenario y nuestros ojos encantados: ¡cuánta belleza! Todos habríamos querido ser un niño dibujado por Bernat Cormand.

 

Begoña Chorques Fuster

Profesora que escribe

Foto: María José Mier

 


 

 

 


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