domingo, 9 de junio de 2024

EL TRAJE

“Los que aguanten el tirón de los malos tiempos se sentirán mejor por haber conseguido sobrevivir”.

 

Luis Bermejo y Javier Gutiérrez se vuelven a poner el traje para interpretar esta comedia negra que bascula entre el drama y el esperpento. Si a este magistral tándem actoral añadimos que se trata de un texto escrito y dirigido por Juan Cavestany (Premio Max 2010 a mejor autor teatral por Urtain), los inquietos y curiosos espectadores podrán comprar sus entradas con la tranquilidad de que verán algo interesante y bueno. Así ha sucedido agotando localidades, aunque esta vez se han ampliado las representaciones hasta el 7 de julio. Sin embargo, hay unos cuantos motivos más para no perderse este montaje.

 

El primero es que se trata de una obra que ya estuvo en cartel protagonizada por estos dos mismos actores en 2012. Este texto surgió cuando aún nos estábamos recuperando de la gran recesión o la gran estafa (según se mire) y nos habían hecho creer que vivíamos por encima de nuestras posibilidades. La primera intención de la obra (algo difuminada en esta reposición) era denunciar los casos de corrupción política que se sucedían sin ningún control. Cavestany aborda la decadencia ética del individuo que vive sumergido en una competitividad descarnada y en la persecución enfermiza de un éxito que se lleva por delante lo más importante de la vida: nuestra salud, nuestro tiempo y nuestros afectos. ¿Les suena de algo? Temía la respuesta. Ese mal llamado triunfo en la vida consiste en la riqueza material y el poder sobre los demás. No obstante, que nadie espere ver una obra llena de mensajes tendenciosos ya que El traje es una comedia llena de humor y sarcasmo.

 

El segundo es el duelo interpretativo y fraterno de estos dos grandes actores que se vuelven a encontrar después de más de una década. Recordemos también que volvieron a trabajar juntos en la irrepetible adaptación de Los santos inocentes de Miguel Delibes que pudimos ver en Las Naves del Español hace ahora un año. Ambos nos regalaron un Azarías y un Paco el Bajo que no olvidaremos nunca. Se trata de una batalla dialéctica y física llena de crudeza, de tensión y de un humor surrealista. Por obras como esta, estos dos monstruos de la interpretación saben que no pueden abandonar el teatro. Parece ser que ambos insistieron a Cavestany para que la obra volviera a subir a las tablas.

 

En tercer lugar, por el planteamiento de la historia. El texto respeta la regla clásica de las tres unidades. Es el primer día de rebajas en unos grandes almacenes de una gran ciudad. Se ha producido la repetida imagen de la gente entrando en desbandada con la intención de atrapar la mejor oferta, pero ha habido un accidente. Saber qué ha ocurrido realmente se convierte en el asunto principal, aunque esto es solo el pretexto. En una habitación trasera o un sótano, un extraño vigilante de seguridad (Luis Bermejo) interroga a un estresado hombre de clase acomodada (Javier Gutiérrez), que fue a comprar un traje, con el fin de averiguar los hechos, ¿o no? El vigilante inicia un sospechoso interrogatorio que nos hace dudar sobre lo que ha pasado realmente. La atmósfera asfixiante de un espacio cerrado hace subir los decibelios del diálogo, a la vez que asoman otros dos espacios fuera de escenario: una habitación contigua donde se encuentra la supuesta víctima de este accidente y la casa del hombre de negocios que se cuela en forma de llamada telefónica y por las que emergen sus conflictos familiares.

 

En cuarto lugar, en esta nueva vida del texto de la obra, se aprecia mucho más lo que este tiene de universal: pone de relieve nuestra terrible soledad, lo artificial de la vida que llevamos y construimos, lo vulnerables que somos aunque nos lo neguemos a nosotros mismos y lo insensatos, insensibles y psicópatas que podemos llegar a ser si nos dejamos llevar por esta sociedad que nos deshumaniza y nos arrebata nuestra esencia solidaria y de colaboración. La representación es breve; dura algo más de una hora. Nos queda el resto del tiempo para interrogarnos sobre nuestra vida, cuando se produce el fundido en negro.

 

Begoña Chorques Fuster

Profesora que escribe

 

 

 

2 comentarios:

  1. La vimos representada en el teatro de Lorca, allá por enero. Inconmensurables ambos actores! Han de serlo por fuerza para llenar el escenario como lo hacen. Aunque yo tengo gran admiración por Javier Gutiérrez, un actor con infinitos registros que nunca decepciona. Y sí, da para pensar y mucho en qué clase de sociedad somos🤔

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    1. Así es... sales del teatro pensando en qué clase de bicho parásito nos hemos convertido...

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