domingo, 5 de marzo de 2023

MALOS TRABAJADORES

Tú, hombre o mujer, eres una mala trabajadora si aspiras a trabajar para vivir y no vives para trabajar. Eres una mala trabajadora si consideras que tienes un horario laboral y que la conciliación familiar y personal es fundamental en tu vida.

 

Eres una mala trabajadora si decides poner límites a tu trabajo y que este no ocupe todo tu tiempo, si no quieres sentir ‘que no te da la vida’ para lo verdaderamente importante, si juzgas que tu calidad de vida y la gestión de tu tiempo son innegociables. Eres una mala trabajadora si es esencial para tu persona disfrutar del arte y de la cultura, en cualquiera de sus manifestaciones, o sencillamente dar un paseo en contacto con la naturaleza contemplando las nubes y el horizonte. 

 

Eres una mala trabajadora si no sufres el síndrome de la “persona empresa”, si has decidido no autoexplotarte, si tu salud física y mental están por encima de los objetivos laborales/empresariales fijados, si has determinado que el autocuidado es el primero que debes ejercer para poder cuidar de los demás.

 

Eres una mala trabajadora si, en esta sociedad trabajocentrista, te has convencido de que el ocio y el descanso alimentan tu persona y tu imaginación, si has experimentado que una obra de teatro o una exposición de arte te enriquecen como ser humano, si sabes que para poder dar a los demás primero hay que llenar los depósitos de combustible genuino. Eres una mala trabajadora si sigues apreciando que sentarse a leer un libro no es ninguna pérdida de tiempo.

 

Eres una mala trabajadora si te has dado cuenta de que la autorrealización personal no se encuentra en el trabajo, en el balance o producto final, ni en la burocracia ni en los informes. De muy joven, allá por el siglo XX, aprendiste que el trabajo dignifica al ser humano, y estás presenciando cómo, en este nuevo milenio, el trabajo enferma y mata las ganas de vivir y disfrutar con el agobio y la presión ejercidas como armas poderosas.

 

Eres una mala trabajadora si cuestionas que tu trabajo te empodera. El trabajo nos provee un salario (casi nunca acorde a la labor realizada) que debe darnos independencia económica, que pague nuestras facturas (vivienda, comida, abrigo y ocio), pero que no puede ocupar todas las facetas de nuestra vida e invadirnos por completo. Eres una mala trabajadora si no estás tan entusiasmada como para estar conectada constantemente y no trabajas los fines de semana y los festivos (o en tus días libres).

 

Eres una mala trabajadora si sospechas del lema “ama lo que haces y así no tendrás que llamarlo trabajo”, porque el trabajo es trabajo y debe ser remunerado y reconocido. Trabajas para que te paguen y todas aquellas tareas que suponen tu buenismo y voluntarismo juegan en el tablero del judeo-cristianismo y de la entrega desinteresada que acaba siendo perversa. Eres una mala trabajadora si tu interés es hacer bien tu trabajo, si quieres ser una buena profesional y ello exige unas mejores condiciones laborales.

 

Eres una mala trabajadora si consideras que los mayores logros laborales han sido, son y serán colectivos, si no te has creído la cantinela del individualismo capitalista y miras a los lados para ver quién realiza su trabajo contigo. Eres una mala trabajadora si recelas de la competencia impuesta por el sistema y de tus superiores, si te la venden como inevitable. Eres una mala trabajadora si desconfías de quien te habla mal de la labor sindical que busca la mejora común.

 

Eres una mala trabajadora si sientes que los tuyos son más importantes que tu trabajo, si no estás dispuesta a renunciar al tiempo que nutre tus afectos y te hace ser la persona que eres, si eres consciente de tu finitud y te dices a ti misma de forma tajante: “Si hoy me anunciaran que mi vida está próxima a extinguirse, no quiero arrepentirme de haber vivido para trabajar”. Por eso, el cambio hay que hacerlo ya.

 

Begoña Chorques Fuster

Profesora que escribe

 


 


4 comentarios:

  1. Pareciera que en los últimos tiempos estuviéramos viviendo un continuo proceso de involución en muchos aspectos, incluído el laboral. Se pierden derechos que ya no se recuperan. Pero algunos no parecen verlo o simplemente se muestran pasivos, como si no les afectara a ellos... El trabajo para muchos son las nuevas "galeras". Rema y no protestes. No puedo estar mas de acuerdo contigo!

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    1. Así es, querida Covadonga. Pareciera también que algunos tienen que heredar de la empresa o de la administración y no se quieren dar cuenta de que son los primeros esclavos. Les son necesarios los carceleros activos, pero también los pasivos.

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    2. Creo que suy mal trabajador. Bueno, lo fuí.

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