domingo, 31 de marzo de 2019

LA SONRISA DE DARWIN

No soy lectora de novela negra (no sé si es una categoría de lector), pero puedo deciros que La sonrisa de Darwin (Navona, 2018) de Anna Maria Villalonga me ha enganchado. Tampoco soy crítica literaria, solo una profesora de Literatura de Bachillerato que escribe. Este es uno de los libros que lees con ganas de continuar para saber lo que ocurrirá, pero con pena porque no quieres acabarlo. Tenía ganas de leer una de las novelas de Anna Maria Villalonga, después de haber escuchado alguno de sus relatos en ‘En veu alta’.

¿Qué puedo decir de La sonrisa de Darwin? ¡Que es un regalo de libro! Me gusta la prosa; pienso que está bien escrita. Para mí, rodorediana en el sentido que dice “con la máxima simplicidad las cosas esenciales”. Y eso cuesta, y mucho. Lo sabe la autora mejor que yo. Es verdad que se trata de una novela de personajes: los fragmentos de monólogo interior son una delicia, incluidos los del pobre Iván. Y es que Iván probablemente es el mejor caracterizado de todos. Quiero explicarme bien: Max y Noemí son dos personajes con los que empatizas enseguida. Son personajes con una humanidad y una generosidad que conmueve, pero llegar a entender lo que lleva Iván en su interior me parece el desafío más grande como escritora. Hacer explícitos los motivos por los cuales se comporta de la manera en que lo hace, llegar a entender las razones que lo han llevado a tener el mundo emocional que tiene era lo difícil de contar de esta historia. Al final, te das cuenta de que él es otra víctima de esta sociedad y de un padre que le ha arruinado la vida. De Darwin no hace falta decir nada. Todos nos lo llevaríamos a casa. Se palpa el amor de Anna Maria por los animales.  

La estructura de la novela, junto a la caracterización de los personajes me parece un acierto. La división me resulta interesante: personajes, hechos, desenlace… La narración de los hechos, en secuencias cortas, se revela muy cinematográfica y, por eso, estimulante para el lector que va leyendo preguntándose qué pasara… A medida que avanzaba en la lectura, me parecía que el final era muy difícil. Un final feliz hubiera estropeado la novela (es mi opinión); una derrota nihilista hubiera dejado un gusto demasiado amargo en el paladar; un desenlace trepidante de acción hubiera resultado inverosímil. Me parece que Anna María Villalonga ha sabido encontrar el equilibro. ¿Sabéis por qué? Por la misma razón por la cual me ha gustado la novela: porque hay vida detrás de esta ficción. Y el final responde a la vida misma. Nadie sale indemne: ni los personajes de ficción, ni nosotros mismos. Gracias, Ana Maria Villalonga, por haber escrito La sonrisa de Darwin. Próxima parada: La mujer de gris.

Begoña Chorques Fuster
Profesora que escribe


6 comentarios:

  1. Después de leer este comentario (no diré crítica literaria, que lo es, por si te enfadas), imposible no dedicar esta mañana de domingo a buscar La sonrisa de Darwing. Gracias, Begoña.

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    1. Una lectura recomendable... Anna Maria Villalonga merece la pena tanto literaria como humanamente...

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  2. Gracias Begoña. Me has metido el gusanillo y las ganas de leer este libro.
    Cuando lo lea te diré como me ha ido.

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    1. Pues leerlo también en catalán que es su lengua original. La editorial es Llibres del Delicte.

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  3. Gracias, querida Begoña. No diré más que una cosa absolutamente cierta. Al leer tus palabras, me he echado a llorar. Mil besos.

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    1. Una abraçada forta, Anna Maria! Per molta literatura i moments viscuts compartits més!

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