Una cambra pròpia

domingo, 21 de abril de 2024

11M

Hoy hace 20 años de un día que nos marcó a todos los que vivíamos en Madrid. Fue un día que impresionó al mundo entero. Recuerdo que era jueves, un jueves de finales de invierno. Recuerdo el sonido de las ambulancias desde la cama porque no tenía clase a primera hora. Era veinte años más joven y exprimía la hora de dejar las sábanas calientes. Recuerdo el teléfono sonando, María José levantándose deprisa y contestando a mi madre que yo estaba en casa. Recuerdo su voz apurada al otro lado del aparato. Ella sabía que yo cogía el tren para ir al colegio, pero no que no pasaba por Atocha. Embajadores era mi nudo de comunicación. Recuerdo que nos levantamos rápidamente y encendimos la televisión. Recuerdo las primeras noticias que desde la calle Téllez hablaban de cinco muertos. Recuerdo la voz telefónica del periodista que retransmitía en directo desde su propia casa. Recuerdo las primeras imágenes repetidas de forma continua. Recuerdo ir a trabajar en metro, porque el servicio de Cercanías estaba interrumpido. Recuerdo el silencio profundo de todos los viajeros, mientras oíamos que el servicio no se prestaba con normalidad. Recuerdo las miradas bajas, los rostros de incredulidad, las respiraciones contenidas, las expresiones de inquietud. Recuerdo que, al llegar a Aluche, la llamada de un amigo para preguntarme si estaba bien me hacía saber que íbamos por los cuarenta muertos. Recuerdo los mensajes de amigos en el móvil que me preguntaban si estábamos bien. Recuerdo llegar al colegio y encontrarme a unos adolescentes en shock, confusos. Recuerdo una mañana de no dar clase, de hablar con los alumnos y tratar de contenerlos. Recuerdo la cifra de muertos que subía a cuentagotas. Cada hora hacía que el contador macabro alcanzara una cifra inverosímil. Recuerdo las ganas de llorar que no se me han pasado. Recuerdo las primeras noticias internacionales que apuntaban al terrorismo islámico. Recuerdo un viaje de vuelta a casa que se hizo eterno. Recuerdo una tarde durante la cual solo pudimos caminar hacia la estación de Atocha, cerca de nuestra casa. Recuerdo la estación del AVE desierta con un silencio sepulcral con la plantas tropicales gigantes que parecían llorar. Recuerdo ver al fondo el Cercanías con un cordón policial y algunos agentes dispersos. Recuerdo la sensación de irrealidad. Recuerdo la tristeza y la sinrazón. Recuerdo la manifestación que hubo el viernes por la tarde. Recuerdo los gritos preguntando quién había sido. Recuerdo todas las mentiras que vinieron después y la intensidad de unos días que nunca olvidaré. Recuerdo ir a votar con rabia y determinación. Recuerdo que, después de siete años en Madrid, aquel día sentí que ya era de Madrid, que Madrid formaba parte de mi vida. Veinte años después continuo aquí y ninguno de mis alumnos de este curso, con quienes he recordado aquel día, había nacido en 2004. Toda una vida para ellos… 

 

Begoña Chorques Fuster

Profesora que escribe

 


 

2 comentarios:

  1. La respuesta a la sinrazón es más sinrazón. Seres humanos perdidos y gobernantes infames y sin sentimientos que no respetan ni la verdad ni el dolor. Fue un día difícil sin duda, pero algunos no han aprendido todavía...😔

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