Una cambra pròpia

domingo, 21 de enero de 2024

MORÍOS

“Durante la pandemia (2020 y 2021) fallecieron en las residencias españolas 101.498 personas en un contexto de aislamiento y sin poder despedirse de sus familias o con un acceso muy restringido”. Es lo que se encuentra una cuando visita el baño de señoras del Teatro de la Abadía antes de asistir a la representación de Moríos de Anna Maria Ricart Codina, dirigida por Joan Arquè. Fue este dato sangrante el principal desencadenante de que esta dramaturga pusiera la mirada y el pensamiento en la vejez y el trato que nos damos los unos a los otros cuando llegamos a ella. Si es que ya… ni mear puede una tranquila.

 

“Cada año en España ganamos tres meses de esperanza de vida. Esto significa que la pensión calculada debe alargarse por más tiempo”. Porque todos queremos llegar a viejos. Bueno, la mayoría… Hay algún joven gilipollas que dice que no quiere hacerse muy mayor (los he visto cambiar de opinión en cuanto pasan de los treinta). Anda, vamos al lío que pareces tu abuela… Cultura i Conflicte, después de presentar Hay alguien en el bosque, reflexiona sobre la deshumanización de nuestra sociedad y la revolución de los cuidados que tenemos pendiente. Para ello, nos presenta un espectáculo donde se combina la sensible coreografía de Sol Picó y la escenografía de Judit Colomer con otros medios audiovisuales. Todo ello para que no se te olvide que los viejos tienen cuerpo, que son también cuerpo y pueden bailar y saltar y cantar con esos cachos de carne decadentes. Y si hace falta viene la mismísima Virgen María, montada en un hoverboard (me siento moderna y divina de la muerte utilizando este palabro), a decirnos que nuestra sociedad está al borde del colapso. ¿Por qué? Por cazurros.

 

“Más de 2 millones de personas mayores de 65 años viven solas en España, un 72.3% de ellas son mujeres. Cerca de 1 millón tienen más de 80 años”. Y si no, te compras una foca mecánica como Imma (Imma Colomer) o aprietas o pulsas el botón de la teleasistencia… Montse (Montse Colomé) ya no puede bailar pero parece no importarle (eso es lo que tú te crees), mientras Oriol (Oriol Genís) repite “yo no tendría que estar aquí” al llegar a la residencia porque no puede consagrar su tiempo a la labor de todo jubilado español por antonomasia: contemplar obras. Arthur (Arthur Rosenfeld) se lamenta porque lo que fueron parece que no es lo que queda, mientras nos anima a ir al teatro y a vivir la vida con alegría, consciente de que el tiempo también nos atrapará. Todos fueron adultos en plenas facultades, con hijos o sin ellos, con trabajos, ocupaciones, con cuerpos productivos y reproductivos… mientras ahora ven cómo se vuelven invisibles para el resto y las fuerzas ya no les acompañan.

 

“En 2050 el 31.4% de la población española tendrá más de 65 años y el 11.6% superará los 80 años”. Y pienso que por ahí andaré yo, si es que todavía puedo hollar por estos lares. Una se imagina dueña de su tiempo, leyendo, visitando exposiciones, paseando plácidamente, viajando en temporada baja, asistiendo a obras de teatro y yendo al cine… El cuento de la lechera jubilada… ¡Ay, perdón! Acabo ya… tengo que ir al baño (a ver si me pongo las pilas ya con esos ejercicios para fortalecer el suelo pélvico).

 

Begoña Chorques Fuster

Profesora que escribe

 


 

2 comentarios:

  1. Hacen falta más obras e iniciativas como ésta que den visibilidad a la "tercera edad". Proyectos que cambien las dinámicas de las residencias (antes asilos) para que nuestros mayores no piensen que los han aparcado allí para bien morir. Porque no hay nada que los incentive, los días se suceden iguales unos a otros sin ningún aliciente. Yo espero tener autonomía suficiente para llevar mis propias riendas, y el día que me falte, que me dejen ir...

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